Autor: Mihaela Paula Talabă
El centro histórico de Bucarest es el corazón medieval de la capital. Si queremos disfrutar de una agradable estancia en Bucarest lo primero que debemos hacer es caminar por su barrio medieval. Tiene un encanto que ni los siglos ni las bombas han echado por tierra.
Allí está el barrio de Lipscani, un barrio con una importante actividad comercial desde hace siglos, desde los tiempos de Vlad Țepeș, el famoso Conde Drácula. En realidad, Lipscani es una calle y un distrito, podemos encontrarla junto al palacio Curtea Veche (La Corte Vieja), palacio construido en el siglo XV por el sanguinario Vlad Țepeș.
Durante la República Socialista de Rumania, ya en el siglo XX, se hizo un proyecto para demoler el distrito entero, tal y como hizo Nicolae Ceauşescu en otros lugares de la ciudad. Muchos de los edificios estaban tan descuidados que se caían por si solos, pero finalmente la zona no se demolió, la calle Lipscani se salvó.
El centro histórico de Burarest es una parte del barrio Centrul Civic (Centro Cívico). El Centro Cívico es un complejo de edificios de estilo moderno, allí se encuentran las oficinas gubernamentales. También hay muchos edificios antiguos, declarados monumentos históricos, como son las iglesias Stavropoleos y San Anton, la Corte Vieja, de la que hablamos, y el Hostal de Manuc.
En la calle Francesa, del centro histórico, hay un orfanato que tiene una historia muy oscura. El mito del orfanato embrujado es sobre 203 espíritus de niños. Se dice que en este orfanato eran traídos los niños de la calle por el mismo propietario, Stavrache Hagi-Orman. No hay muchas informaciones de él, pero se dice que trataba muy mal a los niños, los dejaba sin comida y agua. Muchos dicen que oyeron las voces de los niños pidiendo agua y comida. Hay muchas otras leyendas sobre el centro que a muchos les da miedo, en cambio otros no las creen.
El centro histórico de Bucarest es una joya muy antigua y un punto turístico muy visitado de Rumania.
