Migue Ángel Romero Garrido

  • El trato recibido por la familias rumanas, en mi caso por la familia de Sarah, fue como el que se brinda a un hijo (uno más de los tres que eran). Desde el primer día se han preocupado de mi para que no hubiera ningún problema ni de comidas ni de comodidad en el alojamiento. Con la familia realizamos varias actividades como conocer un poco más Timisoara y aprender un poco de rumano así como la cultura y sociedad. La familia fue muy acogedora desde el primer día y aunque no hablaban español los padres nos entendíamos muy bien con Sarah de intérprete. Ha sido una experiencia buena al igual que los recuerdos que traigo de allí. No descartaría volver algún día.