Sarah Malekshahian

  • Haciendo parte del proyecto Erasmus+ “Rumanía y España, unidos por la historia, la cultura y las migraciones”, tuve la oportunidad de viajar a Sevilla a finales de marzo y pasar allí unos 12 días.

    La verdad es que en la casa de Miguel me sentí como en la mía desde el momento en el que los conocí en la estación de Sevilla. Sus padres y su hermana me han tratado como si fuera su familia y hasta sus abuelos, aunque sólo los vi una vez, me hablaron de música, películas, comida, familia y costumbres, dejándome claro que los prejuicios no tenían importancia ninguna y haciéndome sentir aún más afortunada de estar con ellos.

    Como el grupo de alumnos españoles había venido antes a Timişoara, ya nos conocíamos entre todos, así que tener la oportunidad de pasar días enteros con nuestros amigos, de viajar a otras ciudades y de disfrutar de esta experiencia única juntos fue un verdadero privilegio.

    Creo que al entrar en este proyecto nunca habría pensado que iba a encontrar otra familia, que iba a tener aún más ganas de volver y de estar con ellos, de ver la maravilla que es Sevilla y su gente o que irme de allí me iba a dejar un hueco adentro que sólo nuestro grupo de sevillanos increíbles podría haberlo hecho. Así que estoy más que agradecida de hacer parte de lo que ya no es un simple proyecto, sino un conjunto de viajes en familia, con risas y abrazos, con madrugadas quejándonos que queríamos dormir y atardeceres de no querernos ir a nuestras casas, cantando en alto canciones más o menos tontas y sin sentido, pero siempre con la alegría de poder estar juntos.