El Monasterio de Dragomirna, Bucovina

  • Autor: alumna Melania Anița Marchiș

    El monasterio de Dragomirna está construido a una distancia de 12 km de la antigua capital de Moldavia, Suceava, cerca de un bosque y un pequeño lago. Anteriormente a esta construcción había una pequeña iglesia, que en la actualidad se puede ver en las cercanías del monasterio. Sus obras comenzaron en 1609 por orden del arzobispo Anastasie Crimca, y terminada en 1609. Los santos a los que está dedicado son Enoh, Ilie e Ioan Botezatorul.

    El conjunto monástico consta de cinco objetivos entre ellos la iglesia ”El Descenso del Espíritu Santo” y la capilla ”San Nicolás”. La iglesia de ”Los Santos Enoh, Ilie y Ioan” también pertenece a este monasterio aunque está fuera del recinto siendo la iglesia del cementerio monacal.

    Como en las primeras décadas del siglo XII hubo problemas e inseguridad en 1627 el príncipe Miron Barnovschi rodeó la iglesia "Descenso del Espíritu Santo" con paredes defensivas, gruesas y altas. De esta manera el monasterio tomó el aspecto de una fortaleza, que tiene en las esquinas cuatro torres llamadas: Barnovschi, el Archimandrita, Gherontie y Silvestru. También construyeron un campanario alto de unos 11 metros, que es el más alto de Bucovina.

    El fundador dotó al monasterio con muchos artículos de culto y libros religiosos valiosos. Muchos de ellos fueron saqueados por los cosacos de Timus Hmelnitki (en la primavera de 1653), los tártaros (el 2 de octubre de 1658) o se perdieron durante la ocupación de Bucovina por los austriacos (1775-1918).

    Para acceder al recinto hay una puerta, coronada por el escudo de Moldavia, bajo la torre del campanario. Este recinto de entrada tiene el techo abovedado y decorado con adornos florales. Esta torre que vigila la entrada es de dos pisos, en el primero hay una pequeña capilla y en el segundo se encuentran las campanas.

    A la derecha de esta torre se encuentra perfectamente conservada el refectorio o comedor del monasterio, sala de gran tamaño donde las religiosas se encargaban de dar de comer a los necesitados. En el interior del patio, a los lados oeste y este, se encuentran los edificios monacales.

    En la construcción del monasterio se utilizaron muchas innovaciones. Las dimensiones de la iglesia le confieren una cierta extrañeza a los ojos del visitante, ya que tiene una estructura muy estrecha, sólo 9.60 m. en relación a lo alargada, 42 m. y alta que es; es mucho más elevada que cualquiera de las otras iglesias moldavas. Quizás esta sensación que tiene la persona que entra por primera vez, se ve amplificada por la torre poligonal - ricamente decorada en su exterior con motivos florales y geométricos - que tiene la iglesia en su zona occidental y que aún le da una mayor altura.

    Sólo por estos motivos podemos considerar a esta iglesia como un edificio distinto a las construcciones de su época, mezcla de estilos gótico, bizantino y rumano. Pero además hay algunas otras cosas que aún le añaden más individualidad, como los marcos exteriores de las ventanas, con claros elementos decorativos de estilo gótico.

    Cuando entramos en su interior, una de las cosas que primeramente nos llamará la atención es la elevación gradual de las distintas habitaciones que la componen, empezando por el corredor de entrada y finalizando en el altar.

    Desgraciadamente en la actualidad sólo se conservan fragmentos de los frescos que decoraban interiormente toda la iglesia. Las únicas partes en los que podemos verlos son en las paredes y ábsides de la nave, e incluso en el altar. Los pintores encargados de su decoración están considerados como los mejores artistas de la escuela moldava y son Gracium Maties, Iguat y Gligorie. En las pinturas no sólo estaban representados los cánones principales de la Iglesia Ortodoxa, como son: Jesús en el jardín de Getsemaní, su detención, la Crucifixión y la bajada de la Cruz; si no que también había elementos populares y costumbres de la época.