Anamaria Daniela Fildan

  • Nuestro viaje a España fue una experiencia inolvidable. Nunca pensé que iba yo a pisar tierra española y mucho menos formando parte de un proyecto europeo. No me atrevería a negar que me he quedado con recuerdos preciosos y con gente que siempre estará en mi corazón, porque allí es donde pertenece.

    Vivir en una familia típica española no es algo que puedes hacer todos los días. Y admitiré que al principio tuve miedo. Sí, miedo porque, seamos sinceros, ¿a quién no le daría miedo vivir en una familia extranjera? Llegando a la estación de Sevilla y conociendo a los padres de Álvaro, me quedé un poco reservada y avergonzada. Pero cuando llegamos a su casa y casi me obligan a comer, me relajé. Después, poco a poco, empecé a sentirme cómoda y a gusto con ellos porque son unas personas maravillosas y unos padres increíbles. Me hicieron sentirme como en mi propia casa; por eso y por el hecho de haberme acogido en su casa les voy a agradecer toda mi vida.

    De todos los lugares que visitamos, Granada ganó, sin duda, un lugar especial en mi corazón. No sé por qué me gustó tanto; tal vez por la mezla del antiguo con el moderno o por culpa de esas tiendas orientales. Córdoba también me gustó, pero no tanto como Granada; estoy segura de que jamás podré comparar otra ciudad con Granada.

    Nunca pensé que puedes echar de menos tanto a tantas personas a la vez. Nuestros compañeros sevillanos se convirtieron en nuestra familia, en nuestros hermanos. Es una sensación tan fuerte y extraña porque después de ese viaje cambié y siento que dejé doce pedacitos de mi corazón allí. Estar diez días con ellos, verlos todos los días desde la mañana hasta la noche, compartir la comida con ellos, pero sobre todo quedar con recuerdos de ellos, es imposible no echarlos de menos.

    Pero la verdad es que nada hubiera sido posible sin nuestros profesores, sin sus esfuerzos. A ellos les debemos el hecho de habernos conocido y haber vivido toda esta experiencia única. Seño Luana, seño Macavei, seño Marcu, Adolfo, César, Jesús, soís los mejores. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR EXISTIR.