El pasado 6 de junio, la clase 11A del instituto Vetési Albert Gimnázium participó en su última clase relacionada con nuestro proyecto Erasmus+. Tras dos años de esfuerzo, ilusión, trabajo y nuevas experiencias llegó el momento de reflexionar sobre todo lo que hemos vivido y aprendido estos dos años. Para ello decidimos volver a hacer aquel cuestionario sobre la tolerancia que hace dos años y medio preparamos desde el instituto como actividad previa al intercambio con alumnos en Rumanía, pero que también sirvió de punto de partida de la Celebración del Día Internacional de la Tolerancia, que preparamos en nuestro instituto el 16 de noviembre de 2017.
Acostumbrados a realizar encuestas y muchas evaluaciones durante estos dos años, los alumnos con sus dispositivos móviles se tomaron su tiempo para realizar la encuesta entre sonrisas pero en un ambiente de silencio. Recordaban algunas preguntas, pero no todas, y claro, después de tanto trabajo y tantas presentaciones, algunas de aquellas primeras respuestas hoy se matizan o se entienden de una forma diferente.
Una vez acabado el profesor David Cibeiras ayudado de las estadísticas que Google Docs nos ofrece en cuanto a las respuestas de aquel cuestionario y a las estadísticas de las nuevas respuestas ofrecidas desde los cinco países socios intenta situar cada pregunta en su contexto dentro del marco de nuestro proyecto. Entre todos intentamos reflexionar sobre las diferencias existentes en cuanto a las estadísticas. Comienzan los primeros comentarios de los alumnos que valoran la mayor claridad de sus respuestas hoy, que conocen mucho mejor ámbitos como el de la discapacidad, la multiculturalidad, las diferencias socio-económicas o LGTBIQ. Nos preguntamos si a través de las respuestas podemos percibir una mayor concienciación o una mayor tolerancia respecto a estos ámbitos. El análisis simplemente matemático lo van matizando los alumnos con sus propias experiencias e ideas, claras concisas y seguras. Sorprendentemente o no, tras tanto debate en clase, tras los viajes de estos alumnos que han madurado durante estos dos años en el marco de un proyecto que les ha permitido viajar, conocer nuevas realidades y culturas; cada uno demuestra como esta experiencia ha ido influyendo en sus percepciones. Una alumna pregunta si podríamos analizar solo las respuestas de nuestro centro para valorar los cambios en las dos encuestas respecto a los demás países. Otros consideran ya que no es necesario, que entre los cinco países formamos un grupo heterogéneo porque hemos vivido y experimentado el mismo proyecto… Poco a poco el profesor percibe que las barreras o diferencias culturales se han ido difuminando durante este tiempo desde la perspectiva de los alumnos. Algunos ya hacen planes para poder reencontrase con sus compañeros de acogida en verano o explican que siguen manteniendo relación con las familias que los acogieron en alguno de los viajes.
Los alumnos, pese al cansancio de las últimas semanas disfrutan de la sesión y aportan ideas muy interesantes, difíciles a veces de medir desde la óptica resultadista de un proyecto de esta magnitud, pero que demuestran que la capacidad analítica y crítica en los ámbitos trabajados ha mejorado sensiblemente.
Finalmente, tras repasar todas las preguntas y comentarlas quedan unos minutos. Momento de hacer balance de estos dos años de proyecto y establecer valoraciones personales. El profesor David Cibeiras establece un punto de partida, una pregunta que sirva de estímulo para las valoraciones personales de los alumnos: ¿Qué ha significado para ti participar en este proyecto? Y es en ese momento cuando se da cuenta de que algo ha cambiado, de que este proyecto ha calado en sus alumnos de una forma difícil de ponderar. Tras esa primera pregunta, Pal se anima a contestar el primero, sus compañeros apartan los móviles y se dedican a escuchar desde un impresionante y respetuoso silencio. Pal, que viajó a Estrasburgo, confiesa que su forma de pensar respecto a los movimientos migratorios y la forma en la que ve a los migrantes ha cambiado. Sitúa su experiencia personal por encima, a nivel de análisis, por encima de lo que muchos medios de comunicación nos muestran. Sus compañeros escuchan en silencio. Dorina y Orsi le siguen, expresando como han disfrutado de nuevas metodologías relacionadas con el teatro o las tertulias dialógicas. Para Blanka ha sido también una experiencia increíble, su estancia en Córdoba y todo lo que ha conocido allí le permite valorar este proyecto como algo que le ha cambiado la vida. En ese momento el profesor, que además de escuchar a los que hablan observa a todos los alumnos, se da cuenta de que este momento es muy especial; y felicita a todos por sus aportaciones y la madurez que demuestran. No es una clase más. La tolerancia a la hora de hablar de la tolerancia. El respeto a la hora de compartir las vivencias y opiniones. Es uno de los momentos más emocionantes para él. Los demás alumnos sonríen orgullosos, y siguen uno a uno, relatando sus experiencias y sus opiniones. Suena el timbre del fin de la clase. Nadie se mueve. Todos quieren escuchar a sus compañeros. Saben que el proyecto se acaba pero aun lo están disfrutando. Con la última intervención ya han pasado casi cinco minutos desde el fin de la clase y poco a poco, los alumnos se van levantando sonrientes mientras el profesor se da cuenta de que uno de los objetivos del proyecto de crear ciudadanos europeos más conscientes, más respetuosos, más tolerantes e inclusivos se percibe en cada uno de ellos. Siempre es difícil valorar los resultados de un proyecto como este. Sin embargo, parece que la semilla de la tolerancia, ya presente desde el inicio del proyecto, poco a poco va mostrando sus frutos, llevando a estos alumnos y alumnas de forma consciente hacia la construcción de un futuro mejor.