La perla del Salento, Castro, en la inmensidad del Adriático, coronada por un castillo aragonés dibuja los contornos de la costa y al frente la estampa, hoy camuflada por la Tramontana, de Albania. En su gruta, la Zinzulusa que en salentino significa guiñapo, andrajo, trapo… se guarda el secreto de Eneas, fundador de Alba Longa, y de nuestros antepasados. Al llegar al final de las entrañas de la gruta, una bóveda inmensa, una catedral nos acoge.

Y nutrimos el cuerpo con una comida en Otranto, y dos, tres, cuatro… helados. 

Los alumnos italianos nos enseñaron la catedral y su espléndido mosaico; y finalmente el castillo con sus historias de fantasmas.

En la cava de Bauxite nos sorprendió el crepúsculo y las últimas luces convirtieron el rojo de la montaña en un decorado espacial, como si Marte bajase a la Tierra.