La educación en Finlandia y en Estonia

  • Los sistemas educativos finlandés y estonio son de los más valorados del mundo, con una puntuación constante en la parte superior de diferentes estudios internacionales (PISA, el índice de educación de las Naciones Unidas, etc.). 

     

    Dentro del programa KA1:"Aprender de otra manera" he tenido la oportunidad de realizar un curso de formación en Finlandia y Estonia. Un grupo de 36 profesores procedentes de países de todo el mundo hemos compartido conocimientos, visitado escuelas y observado a expertos, profesores y alumnos durante 5 días en Helsinki y 2 en Tallin. 

     

    Finlandia: la calidad se garantiza orientando, no controlando.

     Existe un consenso general en la política educativa sobre las directrices a considerar en el desarrollo del currículo, mientras que los centros y los profesores tienen mucha independencia en el contenido. Los objetivos de los currículos se centran en concretar qué son capaces de hacer con los conocimientos adquiridos en el centro escolar, si saben aplicarlos en contextos de la vida cotidiana  y no sólo centrarse si han aprendido contenidos curriculares específicos.

    Podríamos elegir como lema de la educación finlandesa: "menos es más". La duración de la jornada escolar así como los deberes se ajustan al desarrollo de los niños. Empezando con pocas horas de clase y ausencia de deberes en educación primaria para ir progresando desde ahí. También le dan mucha importancia a la realización de actividades relacionadas con el arte, las manualidades y el ejercicio físico durante el día.

    La confianza en el profesorado, que no es sometido a inspecciones escolares o reclamaciones, y en el alumnado, que no aprende en un sistema basado en premios y castigos, se traduce en responsabilidad.La relajación (incluso de indumentaria) y libertad de movimientos de los alumnos no excluye, una sorprendente autodisciplina. Hasta los 16 años los alumnos finlandeses no son calificados numéricamente, ni repiten curso. Las carencias de base se suplen con profesores de apoyo.

    En este punto no puedo evitar preguntarme el dilema del huevo y la gallina: ¿es la escuela en Finlandia  la consecuencia de la mentalidad de una sociedad concreta, sin paro ni corrupción, o al contrario? Independientemente de la relación causa- efecto es cierto que no se pueden entender ni llevar a cabo una sin la otra.

     

    Estonia: la equidad en la educación.

    Con menos de un millón y medio de habitantes, Estonia destaca junto a Finlandia, entre una mayoría de países asiáticos, como referente europeo en evaluaciones internacionales, siendo uno de los países donde menos influye el entorno socioeconómico de los estudiantes en su rendimiento.  

    En ese sentido, ha conseguido ser uno de los países con menos estudiantes con malos resultados, aunque, en contrapartida, también es uno de los países con menos estudiantes de alto nivel. Siguiendo esta misma política inclusiva, existen comidas escolares gratuitas, ayudas para las escuelas rurales o para niños con necesidades especiales.

    Mi percepción en Tallin tras visitar las impresionantes escuelas en Finlandia es la diferencia en los recursos materiales y personales. Las escuelas allí me recordaban más a las españolas aunque con mejor ratio de alumnos por profesor. 

     

    No somos tan distintos.

    A pesar de los buenos resultados de ambos países en las distintas pruebas internacionales, mis expectativas de observar algo diferente o innovador a la hora de dar clases no se cumplieron.  Mi sensación es que pese a la diferencia de medios o de mentalidades, metodológicamente no somos tan distintos. Incluso en las clases esperaba percibir algo más de entusiasmo o participación activa.

    Al igual que importaría la responsabilidad finlandesa o la equidad socioeconómica del sistema educativo estonio, exportaría la energía de profesores y alumnos españoles. Supongo que otro de los factores relacionados con la forma de educar es el clima, que nos hacen ser más sociales y comunicativos.

                                                                                      Nuria Cortés , DACEI