RETO 4: Mitos y héroes

  • INTRODUCCIÓN 

    Una de las figuras más importantes de la literatura universal es don Quijote, protagonista de la genial obra de Cervantes cuya primera parte se publica en 1605. Así era España en la época de Cervantes: dividida entre sus ideales y la crisis social y económica.

    En aquella época, las novelas de caballería habían saturado el mundo de los libros y eran leídas en todos los ámbitos. Cervantes, que cultivó todas las posibles fórmulas de la novela de la época (pastoril, de viajes, novelesca, morisca...), decidió, en cambio, no escribir una novela de caballerías sino mostrar los motivos de la novela de caballerías convertidos en desvaríos de un lector que pierde la cordura por su lectura excesiva. Don Quijote imita la forma de hablar de las obras que lo apasionan, lo cual sorprende a los que están a su alrededor. Compara:

     

     

    Cuando el caballero le vio, al punto se le representó en la memoria aquel esquivo jayán que en el Lago Temeroso venció y gran pavor recibió viendo su despejada grandeza y desproporcionadas facciones; las cuales eran la manera que aquí se representarán, sin salir un punto de la verdad, antes quitando mucha parte, porque no sea causa de incredulidad, ni sea tenido por fábula: tenía la cabeza tan grade que de un ojo a otro había un palmo de distancia, y de la frente a la barba más que una vara de medir; y los ojos parecían en su rostro en la forma y aspecto que suele tener el sol cuando sube en el solsticio de Capricornio, y con el enojo que trae derramaba por ellos centellas de fuego, bien de la manera que resulta en el tocamiento y calibico congreso en la cilicina piedra herida. Diferían sus narices muy poco de las de su caballo, el humo de las cuales, que acompañaba las oculares centellas, representaban en su luciferina cara el étnico y encendido fomace que nos fue insinuado por los antiguos. Remediaba su boca a la del Can Cervero, de cuyo conocimiento hizo crueles experimentados los latinos. Tenía de la cabeza a los hombros tan poco espacio que señal ninguna de cuello en él se juzgaba. El brazo tenía tan grueso que tres hombres juntos no le abrazaran. La grandeza y altura de él no se dice, porque para colegirla, a mi vez, basta lo dicho. […]

    Bernardo de Vargas, Cirongilio de Tracia,  1545

    (imagen:  dominio público)

     

     

     

     

    En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

    —La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

    —¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.

    —Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

    —Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

    —Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

    Cervantes: El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha, 1605.

    (imagen: dominio público)

    Cuántas veces no hemos querido vivir en persona las aventuras de nuestros héroes favoritos? En aquella época, esos héroes eran Amadís o Esplandián, y Alonso Quijano quiso ser como ellos, consiguiendo como resultado la incomprensión y el choque con el mundo que le rodeaba, porque el mundo no estaba para héroes ni fantasías.

    Este personaje ha sido tan famoso, que su nombre ha pasado a convertirse en un nombre común que podemos aplicar a cualquier persona, como se observa en el Diccionario de la Lengua española. Se llama así a la persona que lucha en causas imposibles, por ejemplo, aunque también se usa para referirse a quien, por su físico, recuerda a este personaje. Hoy en día el ser un "quijote" tiene un matiz positivo que va más allá de la mera locura. ¿Conoces algún quijote de hoy?

    NUESTRA TAREA: El noticiero de El Quijote 

    PROCEDIMIENTO DE TRABAJO

    Vamos a suponer que en los tiempos de Cervantes existiera el periodismo. ¿Cómo aparecerían en la prensa las aventuras de Alonso Quijano? 

    1- Los alumnos españoles elegirán un fragmento de la obra y realizarán el Antetítulo-Titular-Entradilla de una noticia periodística basada en una aventura de El Quijote

    2- Los franceses redactarán la noticia donde se cuentan los detalles de la anécdota.

    OBJETIVOS

    -Acercar al alumnado a diferentes frangmentos de El Quijote. 

    -Trabajar sobre los elementos de la noticia. 

    -Utilizar correctamente la concordancia de tiempos (alumnado francés)

     

    HERRAMIENTAS

    -Googledocs

    AQUÍ ESTÁ EL ENLACE DEL PERIÓDICO QUE RESULTA DE ESTA COOPERACIÓN

    ¡Ánimo y a por él!