CONSUMIDORES O CIUDADANOS






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    En la actualidad, a la hora de tener en cuenta las acciones prioritarias de un buen ciudadano, hay personas que encuentran más relevante y con mayor importancia consumir bienes materiales antes que votar y ser votados o tener derechos sociales esenciales como la educación o la salud gratuita. Incluso cuando para tenerlos queden menospreciados los derechos políticos. Nuestro medio vital se ha convertido en un macromercado basado en el consumo cuando debería ser un espacio donde poder disfrutar de nuestros deberes y obligaciones como ciudadanos. Por lo tanto, la sociedad ha pasado de estar compuesta por ciudadanos y ciudadanas,  a estar habitada por puros consumidores cuya única finalidad es comprar.¿Cómo será este aspecto dentro de unos años?


    Teniendo en cuenta que un ciudadano es un persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido al cumplimiento  de las  leyes y, por otro lado, un consumidor es aquella que adquiere bienes y contrata servicios para sus necesidades personales;  ¿hacia qué ámbito nos llevará la sociedad en el futuro?

     

    Primeramente hay que tener en cuenta que actualmente el gobierno prioriza el consumo de productos favorecientes a la economía antes que ejercer y disfrutar de los derechos y deberes. Dicho esto, es muy posible que en un futuro no muy lejano esta situación cambie mucho, pero también, estos conceptos van muy referidos al tipo de político que lidere un gobierno. No obstante, se retorna la idea dicha anteriormente, ya que en la actualidad y posiblemente en una utopía futura, la sociedad gire en torno a la economía.  En este caso, todo indica que seguiremos siendo meros seres vivos cuyo único objetivo en la vida es consumir.

     

    Pero, ¿qué pasaría si la criminalidad se viera algo más normalizada?

    Teniendo en cuenta un futuro más lejano, (aproximadamente veinte años) imaginamos una sociedad que está tan sumergida en un mundo consumista que las obligaciones principales de un ciudadano han quedado prácticamente eclipsadas. Pequeñas acciones que en nuestras actualidad son ilegales, al verse menospreciadas, comienzan a florecer, y cada vez más las personas las normalizan. Por lo tanto ejercerán este tipo de acciones ilícitas como algo cotidiano, convirtiendo así en una utopía caótica y sin ley. Una sociedad generalmente más enriquecida que la actual pero donde los valores básicos son casi inexistentes. La sociedad estará sumergida en la criminalidad. Los políticos se veran forzados a rehacer las leyes básicas, en las escuelas se impartirá clases de civismo, etc. Cada vez más con el objetivo de inculcar valores básicos de convivencia y comportamiento público y adecuado de manera tal que el sistema económico sea relevado por un sistema que gire entorno al civismo, derechos y deberes de los ciudadanos


     

    ¿Y si el gobierno deja en un plano sin importancia los derechos y deberes de las personas?

    Ahora imaginemos una utopía donde, debido a la gran importancia que ha adquirido el consumo, queden totalmente opacos los deberes y derechos de los ciudadanos. Una sociedad totalmente descontrolada en que los ciudadanos seamos meros números que simplemente servimos para enriquecer al gobierno. Una comunidad extremadamente rica monetariamente pero en cuanto a recursos humanos extremadamente carente y necesitada. En este caso, en búsqueda de un modo de vida más rico en cuanto a calidad de la persona se refiere, se crearían grandes manifestaciones con el objetivo de realzar la figura de los ciudadanos y de los derechos y virtudes básicas. En busca de que nos traten como personas y no como simples cifras sin ningún tipo de valor más el de contribuir a la riqueza de los políticos.

     



    Conclusión

    En conclusión para cambiar el sistema tan consumista actual ha de suceder algún hecho o comportamiento extremo para que la sociedad cumpla con una debida función de ciudadano. Para esto, la sociedad ha de evolucionar mucho y se vuelva el triple de consumista que la actual, donde entidades y sistemas educativos nos inculquen valores consumistas dejando aparte el lado cívico y de valores humanos. Por otro lado son diversas utopías hipotéticas y extremas caracterizadas. Futuros inciertos y poco posibles que difícilmente ocurran, donde solo nos podemos ceñir a lo que vemos actualmente siendo una sociedad consumista donde nosotros, los pobladores, solo cumplimos la función de comprar y seguir comprando, algo que, seguramente, sí se mantendrá en un porvenir no muy alejado.    

    Link: http://www.revista-critica.com/la-revista/editoriales/269-consumo-y-ciudadania

     

    CONSUMIDORES O CIUDADANOS
    Sara Benjamín Jimenez
    Hector Conde Hernández
    Josep Expósito Coma
    Johanna Fernandez Exposito